La Casa en París


 Ella lo miró y se sintió incapaz de hablar.  La noche anterior pareció borrarse, de modo que se besaron con una suavidad desconocida, saboreando cada uno la lluvia en los labios del otro.  Apartándose como una pareja de personas muy jóvenes, se miraron uno al otro y miraron lo que acababa de ocurrir.  El corazón de ella quedo inmóvil, como cuando pensó por primera vez en Leopold; sintió el mismo choque de ternura y de vida que comenzaba.

La cara que encontró no fue la cara que no había podido ver en la almohada oscura.  Este comienzo de amor, de manos, labios y ojos deseados, los hizo permanecer pacientemente separados y mirar la hierba pisoteada entre los dos mientras oían que los automóviles pasaban velozmente por el camino de Rommey.

............

 El habría sido el desastre.  Ellos no sabrían adónde acudir para salvarme de ellos mismos.  Tendrían que mirarme como a una persona envenenada. Solo que los venenos, piensan ellos, actúan sobre una.  Si una cosa actúa sobre uno, sólo puede ser veneno, una cosa extraña.










Fragmento del libro:  "La Casa en París".
 Autora:  Elizabeth Bowen.



Frases favoritas:

No pueden regresar, pero ninguna hora puede hacerlo.

¿Pensaste que yo vendría hasta aquí por una pequeñez?


Las manos que se acercaban y disipaban sus recelos.


Tu veneno, no es el mío.




¿Mi opinión ?  Caótica, desconcertante, concebida a partir de la mirada de un niño, de su entrada al mundo adulto,  de las mujeres  que danzan seductoras en un ambiente que se palpa a veces sofocante.  Descriptiva  de principio a fin con pinceladas que viajan entre los sentimientos humanos más básicos, tiernos y oscuros.

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